


Taller de juguetes autómatas basados en leyendas de Jiquilpan y el lago de Chapala
Jiquilpan Mich. Cuenta con un gran repertorio de leyendas y diversos relatos históricos que han ido perdurando durante mucho tiempo en la memoria colectiva de la comunidad. En este taller los niños y niñas pudieron elaborar complejos juguetes autómatas capases de narrar estas historias.


La Carpa Mágica
Dafne Montserrat Bucio Salcedo
Dicen los pescadores del lago de Chapala que dentro de las profundidades del lago existe una carpa mágica. Es una carpa dorada que ha vivido por muchos años y muchas generaciones ya que cuida el lago y los peces que se encuentran dentro de él. Cuentan que si llegas a capturar la carpa es capaz de concederte un deseo, pero si lo pides la carpa muere, y si muere, todo el lago se secará ya que no habrá quien lo cuide, es por eso que muchos pescadores cuando ven o sacan una carpa dorada de sus redes la devuelven al lago para que siga cuidándolo.










Las manos negras
Valeria Ochoa García
El padre Jacinto fue un sacerdote y pintor que visitó el convento de San Agustín. En la noche mientras leía en su cuarto, comenzó a escuchar ruidos extraños muy cerca de él. De un momento a otro giró su cabeza para saber que sucedía y vio un par de manos negras, cuyos brazos se perdían entre la oscuridad de los rincones del aquel cuarto, y fue así como estas apagaron su veladora. Se cuenta que en vez de salir huyendo de aquel lugar, el sacerdote con voz alta y de mando se dirigió a aquellas apariciones:
-Ahora para evitar travesuras peores, con una mano me sostendrán la vela para seguir leyendo y con la otra mano me hará sombra para que no me lastime la luz que se refleja en mis ojos-.
Las manos atendieron la petición del sacerdote, una sostenía la vela y la otra hacia sombra. Al amanecer, el sacerdote dijo, apaguen la vela y retírense. Si necesito de nuevo sus servicios yo les llamaré. Igual que la primera vez las manos hicieron lo que se les ordenó y desaparecieron. Se dice entre la gente que con el paso del tiempo el sacerdote siguió en contacto con este misterioso ser, durante la noche las manos le ayudaban a leer y en la tarde le asistían pasándole los pinceles para que pudiera pintar sus hermosos cuadros.













El Silbón
Monserrat Magallón Magallón
Hace muchos años se decía que en Jiquilpan había un señor muy borracho que lo apodaban el silbón, esta persona a la media noche se salía del puente de Jiquilpan y se ponía a buscar a los niños que jugaban a esa hora y estaban sin compañía de adultos, para llevárselos y comérselos. Y por las mañas las personas encontraban en la pila de los pescados solo algunos huesitos de los niños, ya que el resto de ellos los guardaba en el costal que siempre cargaba, y por las tres de la mañana solo se escuchaba un silbido muy perturbador.
Se dice que cierto niño se encontraba jugando con sus amigos a las escondidas. Uno de ellos se escondió muy bien y no lo podian encontrar los demás. Una de las mamás de los niños les dijo que ya se metieran a su casa. Las otras mamás salieron a regañar a los niños por no meterse temprano y estos no querían terminar de jugar. Dieron las 12 de la noche y comenzaron a escuchar un silbido, de un momento a otro, los niños desaparecieron y las mamás asustadas comenzaron a buscarlos por todos lados.
Se dice que el pueblo completo salió a encontrar esos niños, pero al llegar a la fuente de los pescados solo pudieron recuperar los huesitos de sus manos. Desde entonces, las mamás siempre están al pendiente que nadie se quedé tan noche jugando por que se los lleva el Silbón.










Martín Toscano
Liliana Magallón
Cuenta la leyenda, que en el cerro de San Francisco existe un tesoro escondido del bandolero Martín Toscano. En una familia de Jiquilpan, se cuenta que una persona tenía un mapa para encontrar ese tesoro, por lo que salió decidido a buscarlo, recorrió muchas veredas y lugares de aquel cerro hasta que llegó a una cueva en la cual descubrió el tesoro de Martín Toscano, al acercarse una voz le dijo “todo o nada”, el joven al escuchar esta voz voltea a todos lados sin saber quién había hablado y fue allí que delante de sus ojos apareció la figura de un bandolero vestido de negro, con unos grandes ojos y a su lado un caballo negro, cubierto de muchas joyas preciosas y en el interior de la cueva había montañas de dinero. Aquel personaje era Martín Toscano, este volvió a preguntar “todo o nada”, por lo que el joven dijo todo y comenzó a agarrar todo el oro que pudo, pero al ver tanto, este sabía que no podía llevarse todas esas riquezas, así que decidió huir con lo que alcanzó a juntar, pero la cueva se cerró delante de sus ojos y quedó atrapado para siempre dónde murió. Dicen que el dinero sigue allí esperando que alguien pueda quitar el encantamiento para que alguien pueda ganarse esa fortuna.











La Machis
Jade Sophía Casas Vidal
Hace muchos años en un pueblo del lago de Chapala, había una mujer la cual tenía dos hijos, ella vivía muy feliz hasta que su esposo decidió abandonarla. Ella entró en una profunda depresión y dejó de atender a sus hijos. Los niños comenzaron a preocuparse al ver el estado de su madre, por lo que lo llevaron a caminar a las orillas del lago, decidieron sentarse en la base de un sauce, la madre triste desconsolada, volteó a ver el agua y su alma comenzó a quebrarse, en un arrebato de ira, tomó a sus dos hijos y los llevó al fondo del lago donde los ahogo. Al ver que lo que había provocado, buscó desesperadamente a sus hijos, pero nunca los pudo encontrar.
Al enterarse el Dios del lago de lo que pasó, decidió castigarla convirtiéndola en una horrenda sirena, de pelo largo y un horrible rostro quien solo podría aparecer en las orillas del sauz donde ahogó a sus hijos y nadaría para siempre en las orillas del lago. Se cuenta entre los pescadores, que nunca debes de dejar a un niño cercas de un sauce en el lago, porque la machis los encanta con su voz para que entren al lago y se los lleve a las profundidades para poder devorar sus almas.






La Llorona de Jiquilpan
Damián Magallón Quiroz
Allá por el puente de Jiquilpan se dice que por las noches casi a las 3:00 de la mañana se escucha el llanto de la llorona quien busca sus tres hijos. Cuentan las personas de aquí del pueblo que era una mujer muy hermosa que vivió hace más de 200 años aquí, pero un día su esposo la abandonó por otra y ella quedó desquiciada, y en un arrebato de ira asesinó a sus tres hijos. Es por eso, por lo que ella por las noches sale a buscarlos y grita, ¡ay mis hijos¡, entonces siempre está buscándolos para poder llevárselos con ella en el lugar donde viven los fantasmas.










La Llorona de la carreta
María José Magallón
Aquí en Jiquilpan se contaba de una Llorona, la llorona de la carreta. Esa era el presagio de la muerte. Sólo se aparecía cuando se iba a morir una gente en el pueblo, traía una carretera jalando.
En la calle de mi casa, se contaba que hubo una señora de nombre Pachita, que estaba agonizando en su casa, una vecina estaba siempre al pendiente de ella y supo que estaba muy mala por que una de sus hijas le aviso. Pero en la noche se comenzó a escuchar aquella carreta que venía haciendo mucho ruido entre las piedras, entonces la vecina se comenzó a asustar, y dijo -Ay va la carretita-
Pues sí, nomás se oyó que bajó la carretita y se paró en la casa de Pachita, y al poquito tiempo se escuchó un grito bien horrible, que era señal que ya se llevaba su alma, por que ya se había muerto. Entonces cada que se escuchaba esa carretilla y ese grito sabiamos que alguien de Jiquilpan se iba a petatear.







El Divino Rostro
Michelle Bautista Bautista
Mi comadre Isabel que vivía en los Tomines estaba sacando agua de un pozo cuando de repente al sacar el bote, salió una piedrita la sacó y dijo:
-Qué bonita piedrita y se la echó a la bolsa del mandil-
Después pasaron algunos meses y ella estaba por ahí buscando algo y vio la petaca donde guardo la piedra, la abrió y la piedra se le había dibujado la cara del divino rostro, pero la piedrita había crecido.
Cuando la sacó de la petaca le hizo un altar en su casa, porque no había iglesia, se juntaba mucha gente en su casa y le hacían su fiesta a la piedrita con el rostro de Dios, a Petatán se lo llevaban en una canoa y él allá dormía en una sola noche.
Cuando doña Isabel llegaba de la fiesta le daban montones de huevos de gallinas y dinero, todo le daban y le decían:
-Para la madre de Dios, para la madre de Dios-
Todos los indios de Petatán le daban dinero, todo ese dinero ella lo juntó y cuando iban a hacer la iglesia que está ahora le entregó todo el dinero al padre para que la hicieran. Todos decían que el Divino Rostro olía bonito. Entonces la gente empezó a ver cómo le escurría aceitito a la piedra y este aceitito ayudaba a hacer milagros, hoy en la actualidad esta piedrita es el patrón de la Palma, Michoacán.








