


Taller de juguetes autómatas en el Colegio Interamericano de Sahuayo, Mich.
Los alumnos y alumnas que realizaron este taller pertenecen al segundo año de nivel secundaria. Bajo la asignatura de Historia dirigida por el Mtro. Cesar Agustín Ríos González, se realizaron los trabajos de gestión para la organización de esta actividad, la cual se realizó en cesiones personales y trabajo en casa. Los resultados fueron muy interesantes ya que a partir de este ejercicio se pudo realizar un acervo de narraciones tradicionales pertenecientes a la comunidad de Sahuayo.

El cura sin cabeza
Joel Oregel Álvaro
En el tiempo de la Revolución, querían repartir las tierras a los señores del campo, entonces entre el hacendado y el padre se pusieron de acuerdo para decirles a las personas que no agarraran tierras, porque se iban a condenar. Y pues ya el padre en las misas les decía todas las personas de aquí del pueblo que los iban a condenar y que no agarraran tierras ya que iban a venir a repartir las tierras pero que ellos no agarraran tierras.
Pues ya después cuando se dieron cuenta las personas que andaban repartiendo las tierras vinieron y mataron al padre y al hacendado en lo que ahora es lo que es la Escuela Oficial, ahí los mataron, era la casa de campo del hacendado, ahí tenían capilla y daban misa. Entonces los colgaron en medio del patio de la Escuela Oficial, y ya con el tiempo las personas de aquí del pueblo empezaron a decir que en los columpios ahí asustaban, que salía el padre, qué se escuchaba el padre celebrando la misa y que también se miraban muchas personas colgadas en la parte de la escuela en el centro, porque colgaron muchas personas allí.
Y luego aparte también se escuchaba cuando el padre salía con el caballo y con su sotana, pero salía sin cabeza, recorriendo las calles por San Antonio y se escuchaba el caballo con cadenas. Muchas personas lo miraban y otras personas tenían miedo mirarlo cuando se escuchaba, porque se escuchaba muy feo por aquellas calles en aquellos tiempos.










El Fantasma
Diego Ávalos Ramírez
Les quiero contar que en una ocasión cuando fui a traer mercancía para mi negocio, en un pueblo cerca de Zacatecas, pero del estado de Jalisco, me hospedé en el curato del pueblo de Teocaltiche, en cuarto que tenía forma de cerrarlo por dentro. Estando acostado sentí la presencia de alguien a un lado mío, parado, quise voltear y no pude voltear, volví a querer voltear y sentía la presencia de una sombra, de algo fresco, algo frío, como telaraña, como estática y no pude. Hasta después de un rato, pude voltear y se me hizo muy raro y me levanté, busqué debajo de la cama, adentro del baño y no había nadie. Entonces fui a la puerta y revisé que estuviera bien cerrado, y si estaba bien cerrado, no le hallé explicación alguna, eso es todo.













El indio colgado
Jesús Pérez Yeo
Te cuento que iba por la calle Juárez la que está por la parroquia y le di el pase a un peatón, me le quedé viendo al peatón cuando iba cruzando y justo a la derecha vi al indio colgado, en una esquina y vi cuando lo bajaron y después de unos 5 segundos desapareció… Eso me pasó hace como unos 10 años, pero eso fue real.












El niño de los milagros
David Pérez Yeo
Se me ocurre contarte una leyenda de José Sánchez del Río. Cuando yo tenía 13 años mi papá, o sea tu abuelito, había ido a Ciudad de México. Él ya venía de regreso, pero en esa noche yo no había dormido, pero recuerdo muy bien como un niño se me venía acercando y me tocó y desapareció. Ya en la mañana mis papás llegaron y les conté lo que vi, ellos estaban petrificados, porque hace mucho tiempo, ese niño había sido colgado, además tu bisabuelo había sido el mejor amigo de ese niño y el niño llamaba la atención en las calles, porque se mete a casas a pedir ayuda, lo curioso es que no va a asustar a nadie, sino que va a pedir que recen.








El Señor del Perdón
Sebastián Sandoval Navarro
El pueblo de Cojumatlán tiene más de 500 años de existencia, el templo del pueblo tiene su santo patrono que es un Cristo hecho de madera, y hay una historia que platican de cómo encontraron y qué hicieron ese Cristo.
El Cristo se llama el Señor del Perdón, porque dicen que es una imagen de Jesucristo Crucificado que es muy milagroso, porque la gente viene de diferentes partes de Estados Unidos y de México a las fiestas que se hacen el 3 de mayo, de la cual cuentan una historia de unos vecinos del pueblo que estaban visitando una parte cercana del pueblo que le llaman el Arroyo.
Cuentan que un camichín[1] joven estaba desarrollándose y los vecinos del pueblo vieron que desde su tronco principal salían dos ramas a los lados que figuraba la forma de una cruz, fue tan clara la forma de cruz que tenía la rama para ser una imagen de Jesucristo o una cruz por lo menos para ponerla en el templo que no tenian en ese tiempo crucifijo. Decidieron cortar el árbol del camichín.
Ya cortaron el camichín y había de visita un artesano de Pátzcuaro y dice que cuando al artesano le mostraron el árbol que cortaron, que se quedó maravillado porque lo que veía en esas ramas cruzadas veía no solamente la imagen de una cruz sino el cuerpo y el rostro de un Jesucristo crucificado y él les comentó a los pobladores de ahí de Cojumatlán, que esto no va a ser una cruz, esta va a ser la imagen de un Jesucristo que yo creo ver en las ramas del camichín.
Entonces con los instrumentos de labrar, el artesano comenzó a quitar el sobrante que él decía que tenía la rama y en pocos días logró descubrir y formar en esa madera todavía fresca la imagen del señor del perdón
[1] Del náhuatl cuamichin, cuáhuitl, árbol y michin, pez. Fruto de la familia de las moráceas, del árbol del mismo nombre. Tiene forma globosa y es rojo o morado.