La Tarasca
Clemente Corona Bojorge
Dentro del Jueves de Corpus abundaron muchos juguetes, entre ellos “la Tarasca”. Es una criatura que tiene su origen en Francia y está ligada a la leyenda de Santa Marta. Los relatos orales señalan que, en la región de Provenza, en el pueblo de Tarascón, había un dragón quien se asemejaba a una quimera, tenía seis patas semejantes a las de un oso, caparazón de tortuga, cola de escorpión y cabeza de león con orejas semejantes a un caballo. El rey de estas tierras no podía deshacerse de esta bestia. Cuando Santa Marta apareció ante el monstruo, realizó algunas plegarias y oraciones que lograron encantarle. Esa misma tarde la bestia aun dormida por las oraciones de Santa Marta, fue asesinada por los pueblerinos (Abautret, 2022).
En la epoca virreinal desde el siglo XVI al XVIII, este personaje estuvo presente en las peregrinaciones junto con los llamados “Gigantes” y “El Diablo cojuelo”. González, (1891) nos brinda valiosos datos sobre estos personajes:
Era costumbre entonces, sacar tarasca, gigantes y diablo cojuelo. Los gigantes los encontramos mencionados desde 1533, y en dicha procesión de 1722, fueron 8 de 6 varas de alto, y representaban las cuatro partes del mundo. En cuanto a la tarasca leemos en el Diario de Robles: “Mayo 26 de 1701.- Salio ayer tarde y hoy, tarasca nueva, de 7 cabezas, y anduvo dentro de la Catedral, (dicen no haberse hecho otra vez), al tiempo de vísperas”. Y por lo que respecta al diablo cojuelo, asegura Eslava en sus coloquios que salía cada año. El ilustre Virrey, Conde de Revillagigedo, prohibió semejantes figurones, indignos de la fiesta del Corpus, y después sólo salían fuera de México, en las ciudades y pueblos de nuestros Estados (p. 365).
La Tarasca, fue un juguete con ruedas, el cual era paseado por los niños con un listón, fue construido de madera y posiblemente de cartón. Su función principal fue la de evangelizar por medio de la leyenda que se inscribía en él. Debemos reflexionar que posiblemente esta figura fue hecha a mayor escala en conjunto con el Diablo cojuelo y los Cabezones, quienes provocaron cierto temor en los niños, razón que da pie a que estas figuras tuvieran mayor efecto en el adoctrinamiento de la fe católica.