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El padre delos pescados

Clemente Corona Bojorge




En el puerto de León existían unas cuevas, íbamos agarrar bagres con las manos. Cada bagre de diecisiete kilos; cada cueva daba dos bagres diarios. La pesca de bagres la hacíamos de marzo para delante hasta junio y de allí en delante ya los bagres no entraban.


Una vez estaba con un hermano de mi apá, yo estaba chico como de unos catorce años, llegué a una cueva, pisé y tenté un pescado, tenía la cola de fuera, le dije a mi tío:

—¡Aaah! Aquí está un bagre, que tiene la cola de fuera, como estará de grande-


Pero yo creo que sería el diablo, cuando metí la mano para clavarle el anzuelo, se sacudió y me lo quebró, saque puros pedazos del anzuelo. Entonces mi tío, me pasó un anzuelo más grande, cuando lo metí de nuevo le clavé el anzuelo, pero el bagre comenzó a hacerle como puerco, una cosa horrible. Mi tío, se metió para abrazarlo y sacarlo, pero al ver el animalote yo me asusté, y a mi tío lo tumbó, el bagre escapó con todo y anzuelo; era un bagre grande de algunos sesenta kilos. Nos asustamos y nos fuimos de allí. Pero más delante muchos pescadores que iban a pescar bagres en esas cuevas lo habían visto, y siempre lo querían agarrar pero nunca podían, siempre se escapaba.


Fueron muchas gentes que lo vieron, hasta que un viejo de aquí de Puerto de León nos contó que ese bagre jamás lo íbamos a pescar, por que él era el padre de todos los bagres, y si lo agarrábamos, se acababan los bagres. De allí para delante jamás intentaron capturarlo los del Puerto de León.







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